Adriana Almeh

Su cara ovalada, su tez fina y tersa, labios carnosos que invitan a ser besados, ojos grandes y de un color celeste adornados con largas y rizadas pestañas.
Es de estatura mediana, ni alta ni baja, su cuerpo delgado tiene las curvas precisas que hacen soñar a cualquier hombre.
Su pelo largo suele estar recogido en un despreocupado moño, aunque cuando se lo suelta, tiende a rizarse.



Desde niña se pasa metida en la biblioteca leyendo libros. Le encanta leer, y no tiene un tema favorito, pues todo les encanta. Desde las memorias de un importante faraón, hasta las filosofías de Sócrates. Las matemáticas y los idiomas.
No hay materia en la que ella no sea experta.
Siempre demostró tener un coeficiente intelectual superior al resto, de ir a un colegio público, consiguió que la metieran en un colegio donde los más importantes cerebros del mundo han estudiado. Aún así, con aquel nivel, demostró estar muy superior a la altura.
Con veinte años, se ha doctorado en la carrera Física y Químicas, Ingeniería areonaútica, Filosofía y actualmente estudia Medicina, aspirando a ser una importante cirujana.
Ha participado en certámenes y trabaja en la Universidad dando clases de diversos temas.



La madre de Adriana murió al nacer ella, o eso es lo que siempre le ha contado el bueno de su padre. Eran una familia humilde, él trabajaba en la obra, y ella iba al colegio del barrio. Siempre ha sido feliz, su padre era y es el mejor hombre del mundo, lo que tenía, era para ella.
Con solo 14 meses, podía leer perfectamente, y a la edad de seis años, conocía trece idiomas. En pocas semanas terminó los cursos de primaria.
Se estima que tiene un coeficiente intelectual entre 350-200, cuando lo normal es 90-110. A los ocho años de edad fue aceptada en el MIT y a los diez años entró en la Universidad de Harvad.
Fue a esa edad cuando conoció a Quirón, un centauro. Un centauro que le informó que era hija de Atenea. Cuando le preguntó a su padre, él le dijo que su madre no murió, simplemente, desapareció tras estar con él, y después de nueve meses, apareció entregándole a la niña y pidiendo que la cuidase.
Quirón la entrenó en la lucha, y le alimentó sus ganas de estudiar.
Primero se interesó Física y Química, y tras doctorarse, siguió estudiando y no tardó en conseguir un trabajo en la Universidad de Harvard. Actualmente, estudia Medicina, para especializarse en cirugía.
En sus tiempos libres, ayuda a estudiar a los semidioses entrenados por Quirón, y a sus hermanas, hijas de Atenea.